Editorial del 23 de abril de 2015

Resulta sorprendente, más cada día que pasa, la resistencia numantina de Manuel Chaves, 69 años, toda la vida en la cosa pública, a dejar su escaño y jubilarse de la primera línea política

El gesto probablemente sería suficiente para facilitar la investidura de Susana Díaz, una vez conocidas las intenciones de José Antonio Griñán de abandonar todos sus cargos para liberar así de presión a su partido y a la ganadora de las elecciones andaluzas. Ganadora pero con dificultades severas para gobernar. ¿A qué teme Chaves? Al asunto volveremos en el tiempo de Gabinete.

También resulta sorprendente que un cargo electo asuma que su proceder carece de ética, aunque eso sí, es legal. Lo ha hecho esta mañana Vicente Martínez Pujalte cuando ha trascendido que él y Trillo han cobrado sueldos mensuales de 5 mil y 9 mil euros respectivamente por asesorar a una empresa constructora que se dedica a la obra pública. No está documentada la labor de asesoría ni de Trillo ni de Pujalte porque, al parecer, tan alta retribución la recibían ambos cargos a cambio de sabias palabras y consejos. O sea, Asesoría oral, y perdonen lo mal que suena.

La responsabilidad política es sobre todo ética. Estaría bueno que fuera suficiente con no cometer un delito.


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