Editorial del 19 de septiembre de 2014

“Soy un demócrata. Pude haber prohibido el referéndum pero preferí que decidierais”.

La frase del primer ministro británico, David Cameron, es una gran frase para la historia por más que muchas cancillerías europeas hubieran preferido que fuera menos demócrata y no hubiera puesto a la Unión al borde del infarto.

10 puntos de diferencia a favor del NO son lo suficiente para despejar cualquier duda al menos por una generación, como ha dicho Cameron. Y la derrota de los secesionistas no ha sido tan grande como para que Downing Street no cumpla de inmediato todas las promesas de autonomía que planteó de prisa y corriendo en las últimas semanas.

Ha quedado acreditado que la mayoría apuesta por unir y no por la ruptura y que hoy empieza el resto de las vidas de los actores del referéndum.


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