Editorial del 16 de mayo de 2014

El candidato Cañete acierta, al menos, en un par de cosas: en que es espontáneo y dice lo que piensa aunque sea políticamente incorrecto y, sobre todo, en que tiene razones para temerse a sí mismo.

La frase con la que esta mañana en Espejo Público, Miguel Arias Cañete ha justificado su pobre intervención de ayer en el debate es que se dejó ganar: “es complicado debatir con una mujer -cito textualmente-. Si haces un abuso de superioridad intelectual, parece que eres un machista y estás acorralando a una mujer indefensa”.

Seguramente para no parecer superior, tuvo que leer prácticamente todas sus intervenciones; para no apabullar intelectualmente tuvo que afirmar que el rescate fue un crédito en condiciones maravillosas, y para no ser tildado de misógino tuvo que negar a Gallardón diciendo que no hay ninguna ley del aborto a debate.

Como dice la sabiduría popular es mejor callar y pasar por torpe que abrir la boca y despejar toda duda. El candidato las ha despejado todas.


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