Editorial del 12 de mayo de 2014

¿Recuerdan el proyecto Castor, aquel depósito artificial de gas natural situado frente a las costas de Castellón y Tarragona que se suspendió cuando la actividad sísmica registró hasta 400 movimientos en el litoral norte de Castellón?

Recordarán también que algunos de esos seísmos fueron perceptibles para la población de Benicarló, Peñíscola, Vinaroz, Las Casas de Alcanar, San Carlos de la Ràpita... La alarma de la población obligó al ministro Soria a suspender el proyecto en espera de que se confirmase o desmintiese la relación entre las inyecciones de gas injertadas a casi dos mil metros bajo el mar y los movimientos sísmicos.

Pues bien, hoy hemos sabido porque un diputado de izquierda unida lo ha hecho público, que desde hace meses el gobierno sabe que sí hay relación directa entre la planta de gas y los seísmos. Es la conclusión del Instituto Geográfico que cree que no se tuvo en cuenta el impacto del proyecto Castor en la inducción de movimientos tectónicos. Sugieren los expertos geógrafos que los geólogos tendrán que identificar en el subsuelo una falla que no tenían cartografiada.

Un último detalle recordatorio. 1700 millones han costado el proyecto Castor. 1700 millones de euros. Si no puede usarse, ¿habrá algún responsable?


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