Editorial del 22 de octubre de 2013

La Sala de lo penal de la Audiencia ha decidido con celeridad.

Esta misma mañana, menos de 24 horas después de la sentencia de Estrasburgo conminando a dejar en libertad a la etarra Inés del Río, el pleno de los jueces ha dicho que sí, que se deje en libertad a la terrorista en el mismo día de hoy.

La fiscalía, dependiente directamente del Gobierno, había pedido al pleno que ordenara la excarcelación y el bloqueo de los 30 mil euros de indemnización que también impuso Estrasburgo como castigo a España. Ambas cosas han sido atendidas por La Audiencia, aunque, no nos engañemos, los 30 mil euros no irán al bolsillo de la etarra pero disminuyen la cifra que debe a las víctimas, que viene a ser lo mismo.

Ayer el primer partido de la oposición ya dijo sentir repugnancia por la sentencia, pero al mismo tiempo, manifestó claramente que debía ser acatada. No habrá pues manifestaciones convocadas por el PSOE para desgastar al gobierno. Ese es un activo con el que el PP podrá hacer frente a la desolación y dolor de las víctimas y al mismo tiempo, a las peticiones de su ala más dura, partidaria de no acatar la sentencia.


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