Editorial del 17 de septiembre de 2013

El juzgado de Instrucción de Valencia no ha querido escuchar la petición de la Fiscalía y se niega a reabrir las diligencias por el gravísimo accidente de metro en Valencia en el 2006.

Recordemos que murieron 43 personas, otras tantas quedaron heridas y las víctimas fueron al fin escuchadas y acompañadas desde el programa de televisión de Jordi Évole. Todo ha sido en vano. El juzgado no cree que haya ningún argumento novedoso que justifique reabrir la causa, por más que el ministerio público haya pedido una revisión del caso.

Cuando la sociedad civil se moviliza tenemos la tentación de creer que su fuerza es imparable. Pero las cosas son como son: todo lo que vimos y escuchamos sobre el comportamiento de algunos políticos ante aquel trágico accidente no lo soñamos, lo vimos y lo escuchamos. Pero a la jueza de Valencia, no le ha parecido relevante.


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