Editorial del 13 de febrero de 2013

Después de días informativos como el de ayer, en que cada hora pasaban cosas, algunas exactamente contrarias a las anunciadas minutos antes, lo de hoy parece una balsa de aceite.

Este 13 de febrero parece un día plano porque es el día en que, por ejemplo, Bárcenas nos ha sorprendido menos: ¿a quién escandaliza que le pagasen 400.000 euros de indemnización, prorrateados hasta hace mes y medio y ya de paso le siguieran pagando la Seguridad Social? También es el día que José Zaragoza, el 2 de Montilla en su época de presidente, ha dicho que va a querellarse contra los que no rectifiquen porque su honor se ha mancillado. Que él nunca encargó espiar a la exnovia de Pujol y da como argumento que bueno es él para callarse si hubiera sabido lo de los billetes del super-vástago camino de Andorra.

Por seguir con temas “menores”, este miércoles también ha escuchado a la ministra Mato decir que es víctima de una cacería y que no dimite, y a Rubalcaba pedirle a Rajoy que se marche por incapaz a lo que éste le ha respondido que enseñe su declaración de la renta.

Nada nuevo bajo el sol. Ni nuevo ni edificante. Ni siquiera se sabe cómo se va a llamar al Papa cuando no sea Papa.


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