Editorial del 25 de octubre de 2011

Ni acostarse con una menor, ni montar bunga -bunga con bellinas, ni ser el más soez e incalificable de los gobernantes europeos ha acabado con Berlusconi. Pero la cuenta atrás, ahora sí, ha empezado. En Italia está triunfando un video que circula por youtube, el que puede verse la reacción de Merkel y Sarkozy cuando el domingo les preguntó una periodista francesa acerca de la credibilidad del Cavalliere. Tras un pequeño silencio, la sra Angela y el Señor Nicolás cruzan una mirada cómplice y sonríen con una sorna que hace innecesaria la respuesta verbal. La bronca en Bruselas a Silvio Berlusconi supuso la vuelta a casa del presidente con la intención de tomar a la carrera medidas que Europa le estaba reclamando hace tiempo. Por ejemplo, el retraso de la jubilación a los 67 años. Pero “il gran scopatore” - no encontró comprensión entre sus socios de la Liga Norte. Umberto Bossi ha dicho esta mañana que los italianos “les matarían” si aprueban tal cosa.

La paciencia europea se acaba y el ultimátum está encima de la mesa: antes del miércoles quieren una respuesta. O sea que a don Silvio le han dado una granada de mano y le han arrancado la anilla. Hasta los periódicos italianos dicen hoy que “esta vez podría dar el paso atrás”.


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