Es el padre de la policía de proximidad y creador del proyecto Policía 2000. Juan Cotino, director general del Cuerpo, tiene 50 años, vocación de agricultor y el sueño de volver a sus orígenes -"a mis naranjos valencianos" y a la tradición familiar que le vincula a la tierra. Confiesa no estar enganchado al puesto -"sólo a un proyecto que inicié de renovación de la Policía" y es tan poco amigo de salir en la foto que apenas concede entrevistas. Acaba de regresar de un Foro Internacional de Directores de Policía, celebrado en Argel.

¿Tiene usted al Cuerpo contento?

Cuando llegué tenían una serie de reivindicaciones justas: no había medios en las comisarías, agravíos comparativos con otras policías... No lo hemos resuelto al cien por cien, pero sí tanto como hemos podido.

¿Es usted el patriarca del poderoso clan valenciano del PP en Madrid?

En todo caso, el más viejo. (Risas). Como soy soltero y vivo en un piso grande, he ofrecido mi casa provisionalmente a amigos valencianos que han venido a Madrid para algún cargo en la Administración.

Me consta que su soltería es una perdición para sus colaboradores: llega el primero y no tiene prisa en marchar.

Es una ventaja. Opté por un sistema de vida de dedicación al trabajo y los demás. Quien tiene detrás unos niños y una mujer, como yo les digo a veces, tendrán que marcharse a casa.

¿Mantiene la costumbre de inspeccionar por sorpresa distritos conflictivos y comisarías?

Pues sí. Ayer mismo vi una cola en una comisaría y entré a preguntar.

¿Nunca se ha llevado un chasco?

La Nochevieja suelo pasarla con policías en acto de servicio. El primer año, cuando pedí que me pasaran a la una de la madrugada con el director de sala del 091, me preguntaron de parte de quién. Cuando me identifiqué me contestaron "¡Y unos cojones, macho!".

¿De qué pasta moral y psicológica está hecho un policía?

De una muy especial si quiere ser un buen policía: debe ser un hombre con vocación de servicio, entregado a los demás.

¿Hay muchos casos de vocación o "más cornadas da el hambre"?

Quizá un 10% esté aquí por circunstancias familiares, económicas. El resto es gente con espíritu de servicio.

¿No es peligroso introducir el concepto productividad en la Policía?

Es favorable para el cliente. Usted quiere estar segura, que no le roben el bolso, que no le entren en su casa, que le atiendan bien en la comisaría... ; pues bien, a la gente hay que motivarla, o sea, que gane más el que lo hace mejor.

El exceso de celo suele provocar otro tipo de excesos...

Eso fue la doctrina antigua, cuando se primaba por número de detenidos. Ahora se prima por bajar los delitos. Así aumenta el grado de satisfacción de los ciudadanos.

Observo que usa indistintamente ciudadano y cliente.

Así es. El cliente siempre tiene razón y, en este caso, el ciudadano, que es el que nos paga, también. Ellos requieren de nuestros servicio, y éste, aunque sea público, puede usar las técnicas de la empresa privada si resulta útil.

La actividad delictiva crea un gigantesco aparato de producción, da trabajo a cientos de miles de personas. ¿Un país sin crimen iría a la bancarrota?

No, sería rico porque la gente invertiría más. La seguridad es dinero. Piense que al turista, por ejemplo, le importa tanto el clima como la seguridad. Vienen a España porque es uno de los países más seguros del mundo. La Policía contribuye a bajar el paro.

La globalización y la revolución en las comunicaciones, ¿llegó a la Policía?

El delincuente va más rápido que el policía porque, con la desaparición de las fronteras, cambia con facilidad de país. Y la Policía no puede hacerlo.

¿No delegan los políticos en ustedes asuntos cuya solución no es policial? La Ley de Extranjería, por ejemplo.

El hambre hace que cualquier persona intente buscar una vida mejor en otro lugar. Esa realidad debiera resolverse, por parte de los países ricos, en origen. Cuando esos problemas llegan ya a la UE, los Estados necesitan policías que hagan cumplir las leyes.

¿No tratamos al inmigrante como un delincuente?

Sólo al que lo es. La Policía debe luchar contra las redes de inmigración, un auténtico fenómeno de esclavitud.

El policía garrulo de la porra pasó. ¿Qué policía exige la nueva economía y tecnología?

La Academia de Ávila registra 12 solicitudes por plaza, la mayoría con carrera media o superior. Si a esa formación de origen sumamos la policial, seremos lo que corresponde: una de las policías más modernas del mundo.

"La Policía no es tonta". ¿Usa usted esa frase?

(Risas). Hombre, alguna vez alguna broma se gasta. Si alguien te dice: ¿cómo sabes esto?, contesto: ¿te crees que la Policía es tonta?...

¿Descarta enamorarse y casarse?

Entrego alma, corazón y vida a lo que hago, desde un compromiso cristiano.

Parece usted del Opus.

Sí, soy del Opus Dei. Mientras no cambie, estoy feliz.


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