lainformacion.com, 9 de octubre de 2013
Autor: Borja Terán
“La buena suerte es algo que se consigue generando oportunidades”. Lo dijo anoche Elsa Punset en la segunda edición del programa Ciudadanos de Antena 3.
Una reflexión también válida para nuestras cadenas. Y es que, en tiempos en los que incluso en las tardes de la televisión pública se trafica con el lado más lacrimógeno de los sentimientos, sorprende que un canal privado apueste por un programa en donde se puede hablar sin prisas, sin conflictos exagerados, con argumentos contrastados y sin aplausos artificiales.
El formato Ciudadanos demuestra que se puede hacer una radiografía de nuestro tiempo constructiva, que no se queda en regodearse en los problemas sociales y que intenta avanzar con la fuerza de las ideas. En este programa, tienen voz expertos, pero también la gente de la calle. En primera persona y con derecho a réplica.
Aunque, eso sí, anoche para protegerlo de las grandes luchas por la audiencia, el espacio estuvo relegado a altas horas del late night. Sólo fue apto para los más trasnochadores. De hecho, fue visto por 558.000 espectadores (9 por ciento de share), menos de la mitad del público que congregó el primer espacial sobre el paro.
A pesar de la nocturnidad (sin alevosía), el programa fue un servicio público útil donde, una vez más, Julia Otero demostró que es una de las periodistas que mejor sabe conectar con el interés de la audiencia en un plató. Su complicidad comprometida, curiosa, rápida de reflejos y observadora logró que fuera didáctico un espacio que podía quedarse en el titular superfluo.
En esta ocasión, se habló de la importancia de la educación como motor de un país. España no salió demasiado bien parada. En cambio, Antena 3 salió reforzada en su imagen de televisión privada familiar y que siente responsabilidad con su propia sociedad más allá de las audiencias fáciles y rápidas.