Público, 11 de julio de 2010
Es una de las voces más conocidas de la radio española, pero no se olvida de la televisión. Julia Otero (Monforte de Lemos, Lugo, 1959) analiza en esta entrevista la evolución de la radio española y de su programa, Julia en la Onda (Onda Cero), que está a punto de terminar su tercera temporada, pero con un ojo puesto en sus proyectos en televisión.
¿Cómo valora estas tres temporadas?
Hemos tenido una evolución claramente ascendente, y estamos muy por encima de los 400.000 oyentes. Hay que tener en cuenta que la radio es muy lenta en resultados, y eso la hace más amable para los profesionales, porque dispones de más tiempo para afianzar propuestas. Eso sí, cuando alguien tiene fidelidad a una radio, conseguir que cambie supone un esfuerzo titánico.
¿Cómo se plantea la competencia con la SER?
Mi competidora soy yo mismo en mi vida anterior en Onda Cero, cuando llegué a estar por encima de los 600.000 oyentes. Por otro lado, si Onda Cero tuviese la cobertura de la SER, que es impresionante, podríamos comparar. Con los postes de más que tiene la SER respecto a Onda Cero, las comparaciones son relativas.
¿Seguirá en el programa en la próxima temporada?
Mi contrato es de una temporada más, pero sí, en la radio las apuestas siempre son carreras de fondo y los proyectos, a largo plazo. De hecho, un programa de radio empieza a valorarse a partir de la tercera o cuarta temporada. Si llevas seis o siete y estás estancado, es que has tocado techo, pero hasta entonces no sabes dónde está el techo.
¿Qué echa de menos en la radio española?
A la radio le falta lo que a la sociedad, que es tranquilidad. Añoro aquellos tiempos en los que todas las cadenas tenían su tendencia ideológica, pero donde la radio era la plaza del pueblo, como dijo Iñaki Gabilondo. El comunicador no estaba abocado a la opinión, era un moderador que actuaba como intermediario, que es lo que en esencia debería ser un periodista. El modelo que distingue entre información y opinión se ha ido perdiendo, y la previsibilidad y un cierto punto de crispación es lo que creo que le sobra a la radio. Uno cuando pone una cadena u otra, o compra un periódico, sabe exactamente lo que va a escuchar o leer.
Tampoco se salvan las tertulias de televisión, ¿no?
Es que la televisión ha descubierto la radio y en este sentido la copia con absoluto esmero. El peligro es que, cuando escuchamos sólo a los que piensan como nosotros, nos radicalizamos.
¿Cuál es su próximo proyecto en televisión?
Con mi productora, Somos.som, estamos haciendo un programa de medio ambiente para La 2 en Catalunya, Tierra verde, y estamos trabajando para que se emita a nivel estatal. También producimos Meeting point, de Neox.
¿Se ha complicado con la crisis la producción?
Estamos en la era del low cost y las pequeñas productoras son las que pueden adaptarse con más facilidad a la nueva realidad económica, porque tenemos costes estructurales inferiores.
¿Tiene previsto volver como presentadora?
Siempre estoy a punto de decir que sí, pero al final me sobreviene la sensatez. Además, no haría una televisión distinta a la que he hecho, y el género de la entrevista se ha perdido en prime time porque no da audiencia; eso es así y hay que reconocerlo.