El Diario Montañés, 6 de noviembre de 2005

Después de cinco años separada de los micrófonos, vuelve a las ondas de la mano de Punto Radio

SARA CAMPELO

Julia Otero reconoce su verdadero amor a la radio tras desiguales flirteos con la televisión. Ahora, tras un lustro separada de los micrófonos, demuestra su fidelidad al medio con su fichaje por Punto Radio, la emisora de Vocento.

-¿Qué le atrajo de la propuesta para trabajar en Punto Radio?

-Primero, que es volver a las ondas, el medio en el que me siento más cómoda y realizada como profesional. En segundo lugar porque es Punto Radio, que me ofrece la garantía de un grupo como Vocento, dedicado exclusivamente a la comunicación, sin que comparta otros intereses ajenos a la propia información; y por último, que es Luis del Olmo y la franja de mañana, algo que llevo persiguiendo desde hace ya mucho tiempo.

-¿Quizá por ello se ha hecho rogar en su vuelta a la radio?

-Efectivamente. He tenido alguna oferta interesante que agradecí mucho, pero que no era la franja de mañana, mi horizonte desde el último lustro.

-¿A qué se debe esa fijación?

-Creo que ya nos tocaba a las mujeres llegar a la mañana de la radio. ¿Dónde está escrito que esta franja esté reservada a los comunicadores? De facto hay una inercia histórica en nuestro país que es bueno que se rompa.

-¿Cómo piensa hacer este desembarco?

-A partir del 9 de enero me encargaré de la última hora de 'Protagonistas'. En el mes de septiembre iniciaré la nueva temporada duplicando hasta dos horas y después, Dios dirá.

-¿Preparada para heredar el legado del afamado comunicador?

-A él le hace mucha ilusión que la marca 'Protagonistas' siga mucho más allá de su propia y fructífera carrera. Ojalá sea yo la persona que tome la herencia de tantísimos miles de horas de radio, que se han quedado para siempre en la historia de España.

-¿Para cuándo el relevo generacional?

-Luis ha dicho siempre que le gustaría llegar hasta los 10.000 programas. De todas formas, centro mi trabajo en el día a día, quiero hacerlo bien hoy para que mañana vuelvan a escucharme, y tener éxito esta temporada para que la próxima vuelvan a confiar en mí.

Pluralidad de la parrilla

-Primero dejó la radio Gabilondo, a medio plazo lo hará Del Olmo ¿Estamos asistiendo a un cambio generacional en las ondas?

-Es cierto, parece que ahora es el turno de los cuarentones, ¿no? En cualquier caso no me atrevo a asegurar nada. Vivimos en un mundo en el que aventurar respuestas más allá de lo inmediato suele ser muy temerario porque luego viene la realidad y te desmiente todo. Lo que es cierto es que hay muy pocos países en el mundo en los que la radio tenga tanta fuerza como aquí, y es bueno que las nuevas generaciones se vayan apuntando como oyentes de la radio.

-Cuándo acabó la temporada de 'Las cerezas' se autoprometió un año sabático.

-Es verdad, pero me han convencido para volver a la radio con una propuesta que me hubiese sido imposible rechazar.

-¿Qué condiciones ha puesto a la emisora para el ejercicio de su profesión?

-No me ha hecho falta poner ninguna. Escuchando la antena de Punto Radio en este momento, observando la pluralidad que recorre toda la parrilla, los diferentes enfoques y voces, está claro que hay una coherencia editorial fundamental que no me hace temer por mi independencia al frente del micrófono.

-¿De qué va a llenar esta hora de radio inicial?

-Actualmente estoy diseñando cómo va a ser y, créame, es más difícil planear sesenta minutos que cuatro horas de programa. Poco le puedo adelantar, únicamente que tendré actualidad y, cómo no, entrevistas, ya que es el género al que todo el mundo me asocia.

-¿Y con qué talante regresa a la radio?

-Muy feliz. Es el medio en el que mejor me encuentro como profesional, en el sentido en que las ondas te permiten licencias en los temas y los personajes que la televisión, sobre todo la que se hace hoy, no lo hace. En la radio puedes entrevistar a cualquier tipo de personaje sin miedo a que la profundidad ahuyente a la audiencia y, sinceramente, la presión del 'share' es tan fuerte que a veces cuesta mantener la dignidad como comunicadora.

-Después de su experiencia en 'Las cerezas', ¿ve en la pequeña pantalla a ese amante ingrato que no se contenta con lo mejor?

-La tele no es mala, es muy digna, y tengo la satisfacción de no haber hecho jamás en televisión lo que no quería hacer, incluso en mi última etapa. Me dejé seducir por una propuesta muy clara en la que se me decía vamos a dar un cambio de rumbo en la televisión pública, vamos a hacer televisión de calidad que no viva pendiente únicamente de la audiencia. Yo cumplí mi parte. Competía con productos que costaban cinco veces lo que 'Las cerezas'. No fui de cándida, pero cuando alguien te dice que no importa la audiencia, hay que desconfiar.


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