La Vanguardia, 19 de diciembre de 2000
Josep M. Baget Herms
A la una y media de la madrugada "La marató de TV3" se cerró con una cifra altamente simbólica: 625 millones, tanta como líneas de definición tienen nuestros televisores. Esta cantidad ha aumentado desde entonces con nuevas aportaciones y viene a confirmar el éxito continuado de este evento mediático dirigido por Carme Basté, una profesional de inapreciable valor en estos compromisos de gran envergadura. En las horas del "prime time", donde se pone toda la carne en el asador, se dispararon las llamadas -casi cien mil en total- y, a pesar de la competencia del telemaratón de Antena 3, la cadena autonómica registró una audiencia media de 423.000 espectadores en esa franja horaria, realmente notable si consideramos que la emisión se prolongó durante cuatro horas y media.
No se trata, sin embargo, de establecer comparaciones, especialmente odiosas en ese caso, entre dos espacios con fines benéficos que se planteaban desde perspectivas diferentes. Sólo bastaba ver el brillante traje de noche que lucía Ana Rosa Quintana para advertir que en Antena 3 estaban de fiesta de famosos exhibiendo sus buenos sentimientos y en TV3 la pantalla la ocupaban cantantes como Serrat, pero también, y muy en especial, los enfermos y sus familiares por no hablar de Julia Otero y Ramon Pellicer, juntos por vez primera en muchos años ante las cámaras. Pero todos los caminos llevan a Roma, y todos son válidos si promueven la generosidad de los espectadores.
El fin de semana estuvo marcado también por el dominio de las audiencias familiares que llevaron en volandas a los primeros lugares del "rating" a las películas de sobremesa de Antena 3 y consolidaron su ventaja en el ámbito de las cadenas privadas, tres puntos por encima de Tele 5, que no llega al 20 por ciento. En Cataluña Tele 5 ocupa el farolillo rojo y ha sido superada por TVE lo que no ocurría desde tiempo inmemorial en ese comercialmente decisivo último trimestre del año . Del efecto "Gran Hermano" no queda ni rastro.