La Vanguardia, 18 de diciembre de 2000
Josep M. Baget Herms

El ambiente navideño que ya se respira va estrechamente unido desde hace unos años a las telemaratones y su expresión más tradicional la simboliza TV3. Ya es historia que Jerry Lewis puso en marcha en 1966 el primer "telethon" para financiar nuevas investigaciones sobre la distrofia muscular -la enfermedad que padecía uno de sus hijos-, aunque ya en 1949 el célebre comediante Milton Berle recaudó más de un millón de dólares para una fundación contra el cáncer durante un programa de 16 horas. Sería, sin embargo, a partir de Jerry Lewis cuando estas iniciativas se fueron extendiendo por todo el mundo.

La falta de fechas obligó anoche a la coincidencia entre el tramo de las maratones de TV3 y Antena 3 (basada en la subasta y la presencia de personajes populares) y se reproducía el duelo a distancia que cada tarde sostienen Julia Otero (aquí en compañía de Ramón Pellicer) y Ana Rosa Quintana, pero ayer la lucha por la audiencia no fue lo más importante.

Con el paso de los años, han ido cambiando los planteamientos y objetivos de estos macroprogramas. TV3 se mantiene fiel a su esencia, ya que no se limita a recaudar dinero para una causa determinada, sino que cada año ofrece una amplia información de tipo didáctico por medio de la opinión de los expertos y de testimonios personales de enfermos y familiares, a veces dramáticos, pero en general cargados de esperanza.

Un día frío pero soleado en la mayor parte del país permitió el buen desarrollo de manifestaciones al aire libre como la maratón solidaria de La Marató o una matinal de fútbol donde pudo verse a Joan Gaspart que hizo de tripas corazón y lució una camiseta blanca, blanquísima. Durante doce horas se fueron sucediendo las parejas de presentadores ante las cámaras, pero ellos sólo respresentaban la punta del iceberg de centenares de profesionales y amigos de TV3 que sacrifican una jornada festiva para colaborar en el previsible éxito de la empresa.