La Nueva España, 4 de agosto de 2005

ANTONIO RICO

El pasado martes, casi al final de «Mujeres desesperadas» (TVE-1), uno de esos cartelitos impertinentes tan urgentes que nos distraen de lo importante informaba a los espectadores de que, a continuación, podríamos ver «lo mejor» de «Las cerezas». Siempre que se hace una selección de «lo mejor de» sale a la luz «lo peor de». Fue agradable ver a Julia Otero charlar con Felipe González, Jordi Pujol, Ana Botella, Joaquín Sabina o Plácido Domingo porque cuando se selecciona «lo mejor de» se puede sacar partido hasta de las cejas canosas de Gallardón. Pero la agilidad y la gracia de «lo mejor de» esconde un lado oscuro, que es el reverso tenebroso de las entrevistas fallidas, los personajes sosos y los tiempos muertos infinitos. «Lo mejor» de «Las cerezas» hizo que nos diéramos cuenta del tiempo perdido en «lo peor» de «Las cerezas».

Todo programa tiene su talón de Aquiles. Y a algunos programas les sucede como a Woody Allen en «Poderosa Afrodita», cuando reconoce que lo que para Aquiles era su talón, para él es todo su cuerpo. Una selección de «lo mejor de» significa esconder el talón de Aquiles para que el resto del cuerpo luzca y parezca invulnerable. Eso es posible con «Las cerezas», «Buenafuente» o «La noche con FuentesÉ y Cía». Hasta sería posible con «Crónicas marcianas». Pero no me imagino una selección de «lo mejor» de «Corazón de invierno», «A tu lado» o «Aquí hay tomate» porque son programas con un cuerpo de Woody Allen en lugar de un talón de Aquiles. Intentar ofrecer «lo mejor» del horror diario de «Aquí hay tomate» es como hacer una selección de «los mejores momentos» del hundimiento del Titanic, de un discurso del Rey o de un partido de la Liga de fútbol italiana en el que juegue la Juve. Y hablando de fútbol, el peligro de los resúmenes con «lo mejor» de cada jornada de Liga es, precisamente, que el aficionado puede atar cabos y decidir dejar de ver partidos en directo. El fútbol, como «Las cerezas», también tiene su talón de Aquiles. Pero siempre es mejor tener un talón de Aquiles que un cuerpo de Woody Allen, como el de la Copa del Rey de vela (La 2). Puf.


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