El Periódico, 26 de mayo de 2005

FERRAN MONEGAL

Aprovechó Pitita Ridruejo su paso por Las cerezas (TVE-1) para comunicarnos lo indignada que está con esa estampa tan comentada, la de Maragall haciendo de honorable fotógrafo y Carod con la corona de espinas que se vende en los tenderetes para turistas de Tierra Santa. ¡Ah!, tiene todo el derecho Pitita a indignarse. Cada uno siente los símbolos religiosos a su manera, aunque se comercialicen en el merchandising y acabe el turista colgando las virtuosas espinas en la pared del salón, al lado de los calzoncillos de Elvis Presley, traídos de sus vacaciones en el Graceland de Menfis el año anterior. Lo tremendo de Pitita no es su indignación. Lo tremebundo fue cuando añadió: "No entiendo cómo no han salido a la calle los católicos, como hacen en otras religiones, como el islam, y han matado. Bueno, no quiero decir matar matar, es una forma simbólica de hablar". O sea, pongamos salir a la calle en manifestación y propinar unas palizas. ¡Ah!, ya conocemos el ejercicio que impulsa Pitita: es La Cruzada en versión moderna. En lugar de salir a caballo blandiendo espadas, lanzas y escudos, salir blandiendo la madera de un crucifijo y arrear unos mamporros selectivos. Es una suerte que Pitita, ahora, salga tan poco en la TV.


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