La Vanguardia, 12 de mayo de 2004

JOSEP M. BAGET HERMS

Felipe González predicó el pasado lunes ante unas 500 personas en el inmenso desierto del Fórum, donde habló de su visión de la Europa de los 25. Afortunadamentem, unas horas antes le habían podido ver y escuchar los cientos de miles de espectadores de “La columna” (TV3). El ex presidente es un parroquiano fiel del programa y en especial de su anfitriona, Julia Otero, de quien se confiesa un declarado fan. Julia reordenó las piezas de su esquema adelantando, por ejemplo, la tertulia futbolística a fin de que su invitado pudiera llegar a tiempo a la parte final del programa: Felipe, un caballero, fue puntual a la cita y una vez en el plató estaba claro que no tenía prisa.

Esta vez, no obstante, vimos a un Felipe mas bien pesimista sobre el futuro del mundo y de Europa, casi un euroescéptico, que considera improcedente cualquier optimismo en estos momentos de confusión. En sus opiniones sobre Aznar fue sincero (“yo no le tengo ningún aprecio”), lo que es digno de subrayar ya que en ocasiones como ésta se suele ser compasivo o si se quiere hipócritamente compasivo. Una buena respuesta para una buena pregunta en el contexto de un diálogo interesante y sabroso.

Julia Otero apura las últimas semanas de una temporada donde han ocurrido tantas cosas que sería inadecuado reiterar sólo la valoración de su estilo y personalidad y su propósito, plenamente conseguido, de huir de cualquier concesión al galopante amarillismo de la competencia. La política ha ganado peso en estos meses por los vuelcos, más que meros cambios, que se han producido en el mapa electoral y Julia y sus colaboradores han estado muy atentos a los imperativos de la actualidad. A partir del 11-M y sus consecuencias han abierto aún más sus estructuras a fin de acomodarse a estos nuevos escenarios sin olvidar los sectores de su audiencia habitual. Y ahí se ha confirmado, por si era necesario, que “La columna” es una propuesta elaborada por auténticos profesionales de la información que dominan todas las teclas del repertorio periodístico.