El Periódico, 18 de noviembre de 2003

Ferran monegal

Prodigiosa rapidez la de Julia Otero: ayer por la tarde ya tenía en La columna (TV-3) al héroe de las elecciones del domingo, Josep Lluís Carod-Rovira. Charlaron al calor de un cafelito. Le preguntó si se tomaría unos días de descanso, después de tan prodigioso esfuerzo. Y Carod contestó: Sí. A lo mejor me voy a Quintanilla de Onésimo". O sea, que el político estaba de un humor excelente. Diría más: un humor entusiástico, porque se refirió a una entrevista radiofónica que le acababan de hacer "en una radio española" y a la pregunta de "¿hasta dónde quiere usted llegar?," dice que contestó: "Hasta el final, ¿y ustedes?". ¡Ah!, ésa es digna de Groucho. Viéndole tan pletórico, Julia le tocó un poco el botet. Le dijo: "¿Y si los grandes prescinden de usted y le hacen luz de gas?". Es decir, si socialistas y convergentes llegan a un acuerdo. No puso mala cara Carod. Pero se le movió el bigote. Contestó: "Pueden hacer lo que quieran, pero si es así, seremos el primer partido de la oposición. Que se preparen. Y dentro de cuatro años, ¡un millón de votos!". La charla concluyó con un regalo. Un regalo que Carod le entregó a Julia con afecto: el delicado chal color morado, transparente y seductor, en el que se envuelven las mujeres saharahuis. Lo llaman melfa. Más que elemento indumentario, es la bandera de un pueblo: "Arena en tus ojos/ y en tu sonrisa/ tu melfa de viento/ en silencio grita./ Erguida en la nada, vences al Sol,/ soñando ser libre./ Eres fuerte./ Eres bella./ Eres, mujer saharaui, como tu tierra".


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