El País, 4 de noviembre de 2003

TOMÀS DELCLÓS

El partido más juguetón en Internet es CiU. La página de Artur Mas ofrece unos entretenimientos muy simples. Uno consiste en que Mas chuta penaltis contra un portero de la selección española, a escoger entre líderes socialistas y del PP. La gracia consiste en meterles cinco goles. El mensaje de la broma es obvio, pero algo falla porque en mis reiterados intentos de meter goles, con Montilla y Maragall de cancerberos, apenas lo logré una vez. Resultado: se repetía una imagen, chocante en una página de CiU, de ver a los contrincantes brazos en alto, triunfantes. Otro juego consiste en que Mas escala la fachada del Palau y ha de sortear los ladrillos que, desde lo alto, le suelta Maragall. Otra vez está mal estudiado el juego para los intereses de sus patrocinadores. El primer mensaje involuntario que recibe el jugador es que Maragall ya está en la Generalitat. El segundo, es que cuesta evitar los ladrillazos y no ver caer a Mas por el suelo, zumbado. La honestidad técnica del juego -Mas lo tiene difícil- daña seriamente las intenciones propagandísticas del entretenimiento. Hay otros juegos no partidistas en la Red. La Fundación Jaume Bofill, en colaboración con el Parlament y la UOC, mantiene democracia.web, para acercar el ciudadano a las prácticas democráticas en red. También tiene sus juegos. Uno de ellos consiste en asociar una frase con la foto del político que la dijo. Su dificultad puede tener el efecto perverso de desanimar al ciudadano sobre su competencia política o incentivarle a seguir más la información de esta área. El más sugerente es el que, tras una serie de preguntas, y en función de las respuestas elegidas, ubica al navegante en una cuadrícula ideológica con los parámetros izquierda-derecha y catalanista-españolista. Una pista, si de las cinco respuestas escoge siempre el "no sé" o el "indiferente"... usted es el centro perfecto.

La frase del día fue de Julia Otero. Dedicó La columna a los cinco candidatos que de protagonistas han pasado a teloneros por culpa de Letizia Ortiz: "Ella tenía que informar de ellos y ahora son ellos quienes tienen que opinar sobre ella".


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