La Vanguardia, 12 de julio de 2003

JOSEP M. BAGET HERMS

Se despidió el pasado jueves en TVE la serie “Cuéntame cómo pasó” –sólo hasta el otoño, que no cunda el pánico– con un “making off” que congregó en total a más de cuatro millones de espectadores, entre ellos 660.000 en Catalunya. La familia Alcántara volvió a liderar por delante de otra familia–los Simpson– las audiencia a nivel estatal, aunque esta secuela quedó lógicamente muy lejos del espectacular 51% de cuota de pantalla de su anterior episodio.

“Cuéntame cómo pasó” ha sido sin duda el programa de mayor éxito de la temporada que ahora finaliza. No puede negarse a sus autores el mérito de unos guiones bien elaborados y una notable puesta en escena e interpretación ni tampoco su condición de auténticos funambulistas. Su sentido del equilibrio para describir la España de los últimos años del franquismo ha sido en efecto una de las claves de su creciente popularidad. Los aspectos críticos han venido siempre matizados por el velo de la nostalgia, del paraíso perdido de la infancia o la juventud. Nadie es perfecto en “Cuéntame cómo pasó” pero hasta los posibles villanos tienen su corazoncito, y a la visión un punto ternurista de esta parte tan importante de nuestra historia se han aferrado los guionistas para satisfacer los gustos de una audiencia muy heterogénea.

Que el verano ha llegado y ya no hay salvación lo demuestra también la despedida de las estrellas mediáticas: por ejemplo, Julia Otero, que ciertamente se ha ganado a pulso las vacaciones, se despidió ayer con la tertulia de “El cor de la ciutat” y el jueves cosechó de nuevo una audiencia espectacular (27,2% de cuota de pantalla) gracias, entre otros, a la presencia de personajes tan queridos como Joan Manuel Serrat. Los besos que recibió así lo avalan. “El cor de la ciutat” (que mañana se despide en horario de “prime time”) y “La columna” han sido dos bazas fundamentales en estos doce meses ininterrumpidos de liderazgo de TV3, que pueden ser más. Mientras llega septiembre, nos espera una dura travesía del desierto. Y en septiembre, Dios dirá.


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