El Periódico, 8 de abril de 2003

Ferran MONEGAL

Ayer estuvo Alfonso Guerra en Ripollet, en un acto de la Fundación Pablo Iglesias. Enterada Julia Otero de que Guerra circulaba por Catalunya, le preparó enseguida la chaise longue de La columna (TV-3). O sea, una excitación en forma de entrevista. Para caldear la llegada del que fue afilado vicepresidente del Gobierno socialista se sentó Julia junto a dos adolescentes y les preguntó qué sabían de él. ¡Ah! qué decepción. Los jóvenes no tenían ni idea de quién era Alfonso Guerra. Uno lo asimiló con el cantante caribeño Juan Luis Guerra, aquel de la bilirrubina; y el otro, con Pedro Guerra, el cantautor canario que canta Adelita. Debió de ser horroroso para Julia. Temimos que le diese una lipotimia. Pero en cuanto llegó el político, se repuso enseguida. Y jugando a ser la mejor azafata del mundo le sirvió en bandeja retazos de la más ardiente actualidad para que el político pudiera demostrar que su legendario aguijón no está oxidado, ni enmohecido. Lo hizo. Le dedicó a Aznar picadas demoledoras, como ésta: "Europa ha quedado herida. Apuñalada por la espalda. Y al que han utilizado para clavar el cuchillo se llama Aznar", juicio terrible porque añade a la execrable acción de apuñalar el agravante de hacerlo por la espalda, que es una cobardía. Le vio tan encendido Julia que, para relajar un poco el clima, le preguntó: "¿Y a usted le gusta la señora Ana Botella?". Consiguió apaciguar el ambiente, en efecto, porque se olvidó Guerra enseguida del feo asunto del puñal, y con gozo indescriptible respondió: "¡Me pirra! ¡A mí, la señora Botella, me pirra! Ideológicamente no podría encontrar un alma más gemela". O sea, un punto de pitorreo para relajar el músculo. Al margen de los golpes de aguijón, la mejor frase vino cuando el político, tras preguntarle Julia "¿Cómo ve la guerra?", contestó: "Depende del canal de tele que ponga". Es la crítica televisiva más breve y certera que se ha escrito.


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