El Periódico, 13 de diciembre de 2002

Ferran MONEGAL

La otra tarde, Julia Otero (TV-3) tuvo un éxtasis: visitó La columna Pasqual Maragall. ¡Ah!, fue muy hermoso: cuando a Julia se le acerca un socialista, le sobreviene un ardor extraordinario. Y si la criatura socialista es muy principal --como en este caso--, se pone a levitar y ríanse ustedes de Santa Teresa en su jardincillo de Ávila. No fue una conversación trascendental. No pasará a la posteridad. Pero hemos constatado en casa que Maragall, cuando está cómodo, habla con un entusiasmo que contagia. Y también le sale su punto socarrón más afilado. Hablando de la pésima actuación de Fraga frente a lo del Prestige, le dijo Julia: "Dice Duran Lleida que quien debería dimitir es usted, señor Maragall, porque también lleva muchos años". Y el político, como un rayo, respondió: "Lo que le pasa a Duran es que me tiene envidia porque es calvo". Es una apreciación con retranca. Excede a lo meramente capilar. Sugiere calvicie ideológica. Es letal.


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