El Periódico, 24 de octubre de 2002

Ferran MONEGAL

Esta vez es buena, sí señor. Esta vez ha construido Andreu Buenafuente un programa (Una altra cosa, TV-3) que hemos seguido con satisfacción. Le ha salido un espectáculo redondo. Quizá porque, finalmente, sólo ha pretendido eso: un show. El humor por el humor. Sin falsas posturitas de falsos progres. Sin buscar la carcajada a costa de criaturas de els altres límits, o de esos otros mundos que hay en este nuestro. En todo caso, riéndose de él mismo, como cuando le dijo Santi Millán: "Cuando estuve en Madrid y comenté que había trabajado contigo me dijeron: '¿Y ése, quién es?' Les contesté: ese que hace el anuncio del Seat Toledo". Sí, señor. El buen humor comienza por saber reírse de uno mismo. Buena simbiosis ésta que ahora presentan Millán&Buenafuente. Sutil. Divertidísima. Inteligente. La escena de seducción que protagonizaron, con Arturo Fernández presente, fue disfrutable al cien por cien. Con la imitación de El loco de la colina también consiguió un sketch de notable ingenio. Ese senyor Motorola fue toda una sorpresa, y un acierto. Otro momento disfrutablemente irónico fue la recreación de Operación Triunfo. El jurado nos hizo pasar un rato meditable, por cáustico y estupendo. Reprochemos, eso sí, la tibieza de els germans Vandellòs. Esperábamos bastante más de Toni Albà y de Fermí Fernández, dos humoristas que han demostrado muchas veces notable mordiente. Pero, en general, esta reaparición de Buenafuente con un programa complicado, empedrado de gags, sketchs y situaciones, ha sido una gozada en una noche, la del martes, televisivamente tan perra.

Le dijo la semana pasada Buenafuente a Julia Otero (La columna) hablando de los críticos --de uno en concreto-- con desprecio: "Hay uno que la de hoy (el miércoles, 16) ya la tiene escrita". No sabemos a quién se refería. Le queda al menos el consuelo de ésta. Está escrita con la misma franqueza y sinceridad de siempre.


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