La Vanguardia, 26 de junio de 2001

Josep M. Baget Herms

En su edición de ayer, Julia Otero llevaba a "La columna" a un vidente para hablar de su trabajo y también del futuro que nos espera (negro, negrísimo para los seguidores del Barça). El futuro de Julia ya lo adelantó ella misma hace una semana a Santi Villas en "Fes-t'ho mirar", que se despidió por cierto con un 25% de cuota de pantalla. Esta, en efecto, será la última semana de "La columna", que se va de vacaciones pero volverá en septiembre, donde previsiblemente se reencontrará con Ana Rosa Quintana y su colección de saltos de cama para la sobremesa en "Sabor a ti", aunque estos dos espacios proponen contenidos muy diferentes en un género como el "talk show", abierto ciertamente a toda suerte de posibilidades.

La audiencia y el prestigio que se ha ganado a pulso "La columna" en esta primera temporada han asegurado sobradamente su continuidad. No se lo han puesto fácil, sin embargo, a Julia, quien en estos últimos tiempos se ha enfrentado a la edición de tarde de "Gran Hermano", que sustituyó en Tele5 a "Tú dirás" de Teresa Campos -en cambio, un bálsamo para la competencia por su mínima aceptación popular-. Poco duró aquella felicidad, pero si por "La Columna" acabó pasando Tamara, por ejemplo, fue sólo cuando el éxito de ventas de su disco la ha convertido en un fenómeno sociológico que no puede ignorarse.

"La columna" no ha permanecido inmóvil, en cualquier caso, y ha incorporado a lo largo de la temporada elementos renovadores, como el breve pero jugoso monólogo inicial de Julia, marcado por el sentido del humor con mucha "retranca", que fue, por otra parte, una de las más venturosas constantes del programa. El clima de mayor permisividad en el plano político que hoy se respira al parecer en Sant Joan Despí también ha sido sabiamente explotado por la presentadora y alguno de sus colaboradores, como Pitu Abril, que en este programa ha encontrado un vehículo idóneo para recuperar aquel estilo que imprimió en su día a "La barberia".