El Periódico, 4 de octubre de 2000
Por Ferran Monegal

Hombre, pues parece que esta columna de la Otero va a aguantar, sí, señora (La columna , TV-3). La hemos seguido con gran interés y notable expectación la tarde del lunes, día de su estreno. Usó una fértil estrategia: hacer de la tarde un golpe de simpatía con retranca añadida y evitar por igual la ñoñería y la yellow-press . Ah!, es una saludable singladura la que parece haber comenzado Julia Otero: entra en nuestras casas a la hora de la siesta, pero no se quiere revolcar en el cubrecama sonrosado y cotilla en el que se revuelcan sus competidoras Ely del Valle (Tele 5) y Ana Rosa (Antena 3 TV). Ni siquiera quiere competir con la memoria inmarchitable de la nostrada Mari Pau. Pretende alejarse a la vez de las labores de escarbamiento pornosentimental así como de la cursilería. Y lo sorprendente es que parece que ha tomado el buen camino. Bajo una atmósfera de aparente intrascendencia, por ejemplo, el lunes lanzó a la audiencia la cuestión de las protestas, de los huelguistas, los que cortan carreteras y no dejan pasar ni gasolina ni mercancías. Son unos cretinos que nos chinchan, unos bestias que disfrutan haciéndonos la vida imposible?, preguntaba con picardía. Resultado de las llamadas telefónicas: el 68% consideró que estas protestas eran justificadas y útiles. Ah!, eso reconforta. Esa Catalunya recién comida, que en plena sobremesa aparentemente dormita, resulta que es menos insolidaria de lo que suponíamos. Notable ejercicio: en esta sobremesa hay simpatía, digestión entretenida y, por si esto fuera poco, de pronto ves volar una idea que lleva peligro. Esta señora merece ser seguida, es indiscutible.


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