Artículo publicado en El Mundo el 9 de septiembre de 1999

Al planificar su parrilla para la nueva temporada, Onda Cero decidió no renovar el programa de Julia Otero, excelente profesional, y sustituirlo por otro de Marta Robles, profesional de no menor excelencia. Otero reaccionó ayer afirmando que Telefónica, la nueva propietaria de la cadena de radio, pretende «otorgar favores a sus amigos». Es un reproche infantil: ¿conoce a algún empresario que se oponga a quienes coinciden con su proyecto profesional y apoye a los que no sintonizan con él? Otra cosa sería si acusara a Telefónica de haber instrumentado una operación política a las órdenes del Gobierno. Pero la propia Otero ha aclarado que «el Gobierno del PP está dividido» sobre su caso, hasta el punto de que cuenta nada menos que con el apoyo del vicepresidente primero, Alvarez Cascos. Así que la decisión no es política, sino empresarial. Julia Otero ha hecho coincidir su diatriba con la presentación de la nueva programación de Onda Cero. Ese sí que es un gesto de muy escasa elegancia.


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