Los aviones son el medio de transporte más seguro. La estadística es tozuda y siempre ha dejado claro que cada día hacemos cosas mucho más peligrosas que volar.

El tremendismo de las imágenes de un accidente aéreo es, aun así, muy impactante. De manera que los que tienen fobia a los aviones alimentan sus fantasmas y los que no lo tienen se tranquilizan pensando que no tendrán la mala suerte de que les pase a ellos.

Lógico. Sencillamente, no podríamos vivir si en cada momento evaluásemos los peligros que corremos. Porque la vida es vida porque la podemos perder. 

Ayer en Nueva York hubo un gravísimo accidente aéreo. Si hubiera pasado sesenta y dos días antes, el corazón se nos habría estremecido de otra manera. Pero la sombra del 11 de septiembre es suficientemente alargada y ancha como para nublarnos la razón. 

Según parece un motor del Airbus se incendió y el avión cayó como caían de vez en cuando y alguna que otra vez, los aviones antes del 11 de septiembre. 

La caja negra, encontrada de madrugada, esclarecerá las cosas. Pero, sea como sea, no tendríamos que regalar a los terroristas nuestro miedo. Esto les hace poderosos. Como dice hoy Forges en su viñeta: "El miedo es lo único que vuela por el mundo sin problemas"

Bona tarda. Comença La Columna.


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