El mes de junio es el mes mundial de la esterilidad. Cada vez hay más parejas que no pueden tener hijos, y han de recurrir a tratamientos diversos para ser padres. Hoy se ha presentado oficialmente la campaña “rompamos el silencio”, una campaña que pretende llevar a la esfera pública un debate que habitualmente se mantiene en privado y con vergüenza. El 30% de las parejas no fértiles llegan al servicio de reproducción asistida con problemas psicológicos que, a veces, devienen patologías clínicas: angustia, ansiedad, problemas de relación...

Las connotaciones sociales y religiosas de la fertilidad continúan siendo muy importantes: tener hijos es, desde un punto de vista, un éxito social, y desde otro, un premio divino.

Si a estas profundas raíces culturales le añadimos la ignorancia frecuente que cuestiona la polémica sexual del hombre estéril y la misma condición de mujer de la mujer infértil, nos haremos una idea del escenario que sufren estas parejas.

Los anticonceptivos hacen posible el sexo sin hijos... El futuro nos dibuja el panorama contrario: cada vez habrá más hijos sin sexo: hijos de laboratorio. Es lo que hay, y, como dice el eslogan, “se ha de romper el silencio”.

Bona tarda. Comença La Columna.


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