Entrevista de Julia Otero a Antonio Gala en el programa "La Columna" del Miércoles 28 de Marzo

A continuación se transcribe la entrevista realizada por Julia Otero a Antonio Gala. Esta contiene las preguntas y evita comentarios ajenos a la entrevista o contenidos de la misma que requerirían de la visualización de las imágenes para ser comprendidos. Dada la no-profesionalidad de la trascripción esta podría contener algún error, o alguna reiteración del oral que no ha sido retirada para respetar la opinión plena de las personas que las enunciaban.

Julia: - Antonio Gala, buenas tardes. El autor vivo más leído. Eso debe de sonar como una sentencia, ¿no?

A. Gala: - Pero fíjate tú, yo tengo una edad provecta, entonces te voy a decir que no. Y tú me deberías decir que no es verdad. Ya los premios me resbalan un poquito, pero el otro día me dieron el del más querido con catorce millones seiscientos setenta y tantos mil votos. Y eso, fíjate, me emocionó, se me llenaron los ojos de lágrimas cuando me lo dijeron, porque eso sí que no lo creía. Porque yo no escribo para ser querido, como hay otros que sí, que lo confiesan.

Julia: - Sí, muchísimos artistas lo sostienen eso de que casi todo el mundo lo hacemos para que nos quieran.

A. Gala: - Yo escribo para que me lean, para ser útil. Pero que además sea querido, eso ya me sobrecogió el corazón.

Julia: - ¿Y es útil la literatura?

A. Gala: - Creo que puede ser útil. Puede ser útil para muchas cosas, das una participación de tu propia experiencia, de tu propia reflexión de algo que has vivido, y luego es una terapia muy buena, la literatura. La gente yo creo que no lo sabe, por eso no lee. Pero la literatura acompaña, la literatura, bueno, las novelas mías de amor, yo creo que han servido mucho para vivir por delegación, eso que la gente no se atreve a vivir ahora a cuerpo descubierto y arriesgarse a incorporarse desnudo en ese edificio del amor de la pasión que es tan complicado tantas veces.

Julia: - Aunque lo estupendo es vivirlo y además leerlo.

A. Gala: - Claro, pero el amor no se dice, se hace. Es necesario arriesgarse. Y viven, vivimos por delegación.

Julia: - Antonio Gala acaba de publicar (…) "El imposible olvido". Es la historia de un señor que se llama Gaspar Barahona, que es un hombre convencional digamos, abogado, casado, con hijos. Que revela en su manuscrito póstumo el amor de su vida, aquel que tenemos una vez en la vida. Fue un hombre llamado Minaya Guzmán. Que bien, bien un hombre, no es; es otra cosa…

A. Gala: - Claro, claro. Es un amor como desigual, digamos, para respetar. No puedo de ninguna manera desvelar el secreto de la novela. Es una novela misteriosa. No de misterio porque no ha muerto nadie, ni se trata de buscar un asesino. Pero es una novela llena de misterio, entonces no quiero desvelarlo. Pido, yo sé que mis colaboradores iniciales son la soledad y el silencio, pero los últimos son siempre el lector. Porque cada lector lee un libro distinto. Lo hace distinto puesto que su situación, su tendencia, su estado de ánimo del momento lo transforma. Y yo con este libro pido absolutamente la colaboración del lector. Que él interprete lo que quiera y lo que pueda, lo que le tire el corazón. Se trata de una novela de amor, pero de un amor absoluto, yo diría que es un amor supra-sexual. El sexo no interviene, lo que sucede es que estamos tan acostumbrados a ligar sentimientos del amor al sexo, que el propio Gaspar Barahona al principio duda: "¿Yo estoy enamorado de este señor?, ¿Pero qué me pasa? Yo no soy homosexual, ¿Qué sucede?…". Yo creo que para describir ese amor tendríamos que recurrir un poco a la terminología inglesa que habla del amor del cachorro. Ese amor tan confuso, que la madre muchas veces desaparece y el animalillo se enamora de una persona y la sigue como si fuese su madre. Yo creo que es el amor que sienten mis perrillos por mí. Ese amor total, es amor como de deslumbramiento y de civilización.

Julia: - (…) El amor cuando es así de total como lo estas describiendo Antonio, siempre convierte al otro en un ser que es como de otro mundo.

A. Gala: - Claro, tan maravilloso, pero es como de otro mundo. Es como celeste y eso es lo sucede, pero un poco más real, puesto que así es.

Julia: - Que forma de engañarnos claro.

A. Gala: - Pero no de engañarnos. Es bueno. Es que nosotros tenemos la idea de que para amar hay que dar. Hay que ser generoso, pero la generosidad tiene un viaje de vuelta. La generosidad quiere decir que también podemos recibir, y debemos recibir. Y muchas veces no estamos capacitados para recibir, ni nos parece que nuestra dimensión sea susceptible de recibir ese don tan grande. Y tenemos que aceptarlo y ejercitarnos en eso. Es un viaje de ida y vuelta el amor, siempre. Yo creo que todo el que ama gana, aunque aparentemente pierda, aún en la curva descendente del desamor se gana. Porque el amor, como decía Gante, mueve el sol y las estrellas.

Julia: - Hay gente que gana hasta cuando pierde. No sé por qué pienso que Antonio Gala es un poco de eso.

A. Gala: - Bueno yo creo que sí. Que en el amor siempre he ganado, el amor siempre me ha convencido y siempre me ha vencido. Y aún perdiendo la guerra he ganado batallas. Y perdiendo batallas he acabado por ganar la guerra.

Julia: - El personaje, al final, abandona a su mujer y sus hijos, el protagonista.

A. Gala: - Abandona a todo el mundo, es como una rosa de la que empiezan a quitar pétalos; o una alcachofa a la que quitan hojas y la dejan en el puro corazón. Ese es el viaje típico, muy oriental. La novela está mirando a Oriente, y creo que la gente joven va a ser la que va a identificar más suya de todas las mías. Esa mirada de perfección hacía la búsqueda del yo, del yo perfecto, del yo cada vez más individualizado con la mujer, con los hijos, con la carrera, y luego la renuncia a todo. El viaje de regreso hacía ese extraño nirvana, hacía lo común, hacía lo compartido. Ese viaje de vuelta me interesa mucho. Que es la tercera parte.

Julia: - Hay una frase que dice: "Solo eres libre de verdad cuando por fin quieres ser lo que eres con todas tus potencias y sentidos". Claro que ser libre tiene poco que ver con ser feliz.

A. Gala: - La felicidad yo creo que no debemos buscarla, la felicidad, como el amor, se encuentra, pero no se busca. (…) Hay que estar con las manos abiertas. Pero esa lluvia tiene que caer de fuera y es ajena.

Julia: - Antonio Gala, creo que ha dicho, que tenía ganas de meterse pituitariamente en la piel de un hombre, volver al punto de vista del hombre. Después de tantos puntos de vista y de tantas pieles de mujer, ¿Te has dicho mientras lo hacías "Ehy, ¿por fin en casa?"

A. Gala: - Sí, pero sin embargo la gente piensa que me ha costado mucho trabajo, y no. Me he encontrado muy bien, muy a gusto haciendo una novela larga de trama, larga de enfocar, de elegir el tipo de lenguaje que quería emplear, de ver como podía deslumbrar y cegar al mismo tiempo al lector para irlo preparando para la gran aparición y la gran sorpresa. Eso fue difícil, pero la relación ha sido muy fácil, y me he encontrado con un hombre que también es capaz de grandes sacrificios, que también es capaz, casi como un alma de mujer, de entregarse del todo, y de espera esa lluvia dorada y maravillosa e incomparable del amor.

Julia: - Así que las mujeres estamos mucho mejor dotadas para el sacrificio.

A. Gala: - La mujer siempre ha estado más dotada para el amor, pero porque son más intrépidas.

Julia: - ¿Para el sacrificio?

A. Gala: - Para el sacrificio, pero es el sacrificio compensado, es el sacrificio que siempre te compensa. La mujer es capaz de arruinar su propia casa, de tirar los muros para que entre el amor y la anegue y la ilumine y la queme si es preciso. El hombre es más de compartimentos, estancos. Esta habitación para tal cosa, esta para los amigos, esta para recibir, y esta, que suele ser el dormitorio, para el amor. Pero no es capaz de tirar los muros.

Julia: - "La vida es más firme y más atractiva que la literatura", también lo dice el protagonista. ¿Hay algún buen escritor que pueda pensar lo contrario?.

A. Gala: - Yo creo que no. Porque si la literatura no forma parte de la vida, es que ni es literatura ni es nada. Yo por ejemplo, no he hecho en mi vida, vida literaria. Antes decía: "El amor no se dice, se hace"; la literatura se dice no se hace. Hacer vida literaria es una tontería hacer vida literaria, de la vida sale todo. Esa es la esperanza de la novela que está dedicada a la esperanza. Que ni la muerte es muerte de verdad como la entendemos. La muerte no es un acabamiento, es un tránsito de esta vida, que es un juego cuyas reglas no conocemos muy bien, a otra que desconocemos en absoluto. Pero yo que he tenido la experiencia de la muerte clínica. Yo sé que la muerte no es traumática. No digo que sea gozosa, es, tampoco tenebrosa puesto que hay una cierta oscuridad, pero hay luego una luz sonriente. Siempre he comparado esta sonrisa de la luz con el gato de Cheshire, de "Alicia en el país de las maravillas", que primero aparecía la sonrisa, luego los bigotes, luego la carita, las orejas, el cuerpo, la cola, y desaparecía al revés y había una sonrisa por el aire. Así encontré la muerte, es una bienvenida.

Julia: - Pensando en esa luz, en esa esperanza de futuro, le dice el protagonista a Regina, a su hija, que el futuro es de las mujeres. ¿Tú crees, como dijo Isabel Allende aquí un día, que los hombre están asustados?

A. Gala: - Yo creo que están un poco asustados. Esa es la razón de los malos tratos y de los asesinatos de los compañeros sentimentales.

Julia: - Pues que se asusten solos, que se asusten tirándose por el balcón y dejen a las señoras en paz.

A. Gala: - Pero claro, no. El susto queda, la mujer en estos momentos incorporada, mirando a los ojos al hombre le dice se exigencia, de buena manera, pero hasta sexualmente. El hombre no está acostumbrado a esto. La mujer ha descubierto su lado masculino y tiene el fortalecimiento y el músculo del varón. Y entonces dice lo que quiere y el hombre no le puede responder nada más que con la razón de la fuerza, que es lo que tiene más. El hombre no ha descubierto el lado femenino. El lado femenino consiste en poder decir ternura, en poder pedir ayuda, en declararse débil, en no ser prepotente en ningún caso, ni en el sexual tampoco. Y ese es el lado femenino. Y es la mujer la que tendrá que ayudar al hombre a descubrir su lado femenino, y con los correosos barones que nos rodean será difícil, pero a sus hijos sí que podrá enseñarles.

Julia: - Y encima va y leemos más.

A. Gala: - Pues eso es lo que tenemos que hacer. Leéis más, estáis más preparadas. Porque como siempre os han dicho "En igualdad de circunstancias ganará un hombre". Entonces vosotras mejoráis vuestras circunstancias para que al igualar las circunstancias estéis por encima. El siglo XXI, de verdad, en serio, estoy convencido, o es femenino y espiritual, o es una porquería.

Julia: - Estamos tan agobiadas yo creo, que no nos damos cuenta ni de eso. Porque ellos estarán asustados, pero nosotras estamos agobiadas.

A. Gala: - No. Lo sabéis perfectamente por una razón: porque no sois como las feministas de los años veinte, que pretendían dar la vuelta a la tortilla y quedarse ellas en lugar de los hombres. Ahora vosotras lo hacéis de otra manera, mucho más hábil, queréis hacer mejor la tortilla: en trozos. Y eso es todo. En este momento las florificaciones y las fructificaciones más hermosas que está dando la humanidad viene de la mano de las mujeres.

Julia: - Sobre todo porque en ese nuevo feminismo, ¿Para qué vamos a querer empeorar en algunas cosas?

A. Gala: - El patriarcado ha fracasado. Ha fracasado porque no nos ha hecho ni más generosos, ni más felices, ni más afectuosos que nuestros tatarabuelos. Ha llegado la hora de la mujer pisoteada a través de milenios. Y si todavía conserváis la capacidad de lógica, de sentimiento y la capacidad de racionamiento, después de tanto pisoteo, es que teníais mucha capacidad. Ahora la vais a usar.

Julia: - "El imposible olvido", la última novela de Antonio Gala. Supongo que se venderá como siempre, como todo lo que haces Antonio, ¿no?

A. Gala: - Me han dicho que en esta semana ha pasado ya los 100.000 ejemplares y eso me alegra.

Julia: - ¡Cómo deben de estar esos que envidian! ¡Cómo deben de estar esos que están siempre contando: "¿Cómo puede ser que Gala venda tanto?, ¿Cómo puede ser?"

A. Gala: - Pues claro, vende porque es muy malo y porque sirve para la gente.

Julia: - Bueno, es que ser mayoritario tiene muy mala prensa. Los malditos siempre tienen como mejor reputación en círculos elitistas.

A. Gala: - Los bohemios de mal estilo gozan de reputación, los malditos de verdad. Bueno pues yo no quiero ser maldito, yo quiero ser bendito.

Julia: - Bendito, y muy vendido. Antonio Gala, gracias y hasta siempre.


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