Ayer, la Audiencia de Barcelona juzgó a una mujer que hacía 20 años que cobraba la pensión de la suegra, muerta en enero de 1980.

La señora Carmen, según declaró ayer en el juicio, cada mes que recibía el ingreso de la Seguridad Social a nombre de María Boronat, la suegra, se hacía el propósito de explicar la verdad... y así cada mes, año tras año, Carmen no encontraba el momento de hacerlo y al final, la estafa a las arcas públicas ascendía a 13 millones de pesetas, repartidos a lo largo de los 20 años que duró el engaño.

La acusada que tiene dos hijos y un nieto recién nacido, vive de alquiler en el local de un familiar en condiciones humildes. Aunque la defensora, una abogada de oficio, alega que la acusada no cometió engaño suficiente al Estado, ni tuvo que construir ninguna trama compleja para ir cobrando cada mes la pensión de la difunta, el ministerio fiscal pide 4 años y medio de prisión y la reposición al Estado de todo el dinero estafado.

No defenderemos la conducta de la señora Carmen, porque no se puede defender la estafa en ninguna circunstancia, aunque la hagan los pobres, pero la justicia tendrá que tener en cuenta, antes de condenarla a prisión, que ilustres estafadores con mesa reservada en los mejores restaurantes y trato social de VIP, han estafado centenares de millones sin que les saliese ninguna arruga en la corbata, de Hermés, por descontado.

Si la señora Carmen tiene que devolver el dinero con el que iba, según ella, tapando agujeros, podría pedir un crédito al BBVA. Por un módico interés a 20 años, seguro que los eficaces gestores del banco no la llevarán al paraíso, pero puede que le harán el favor de su vida.

Bona tarda. Comença La Columna.


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