Editorial del 15 de febrero de 2021

Las elecciones de Cataluña se pueden leer en mitades: Casi la mitad de los catalanes (el 46,46%) se quedó en casa, y de la mitad que sí fue a votar, también siguen divididos entre independentistas y constitucionalistas.

Los partidos independentistas se han apresurado a resaltar que por primera vez superan el 50% de los votos, pero también es cierto que han perdido casi 642.000 votos respecto al 2017. Por otro lado, el bloque constitucionalista pierde 764.000.

Acierto de Sánchez con el "efecto Illa"

El "efecto Illa" no era un bluff, la audacia de Pedro Sánchez estaba bien orientada, pero hay que recordar que desde hace años en Cataluña no gobierna quién más votos tiene, si no quién consigue los apoyos necesarios. En el mundo anterior al Procés, en el que el eje era el clásico izquierda/derecha, un gobierno progresista entre PSC, ERC y EN Comú Podem, sería totalmente viable, pero hoy, en plena pandemia procesal, o en el procés pandémico, no parece siquiera planteable.

La izquierda suma en Cataluña nada menos que 83 escaños frente a los 52 de la derecha (Junts, Vox, Ciudadanos y PP). Hay muchas formas de analizar los datos que salen de estas elecciones. Hay lecturas muy interesantes también en clave nacional.

Feijóo, único que mantiene a raya a la ultraderecha

Resulta que “el ministro de la pandemia”, el peor ministro de sanidad de la Historia, según los líderes de la oposición, consigue triunfar en la comunidad que más dolores de cabeza proporciona a España. Y luego, el sorpasso de Vox, que ya se autodenomina “primera fuerza de la oposición”. Ahí el único que puede dar lecciones es Núñez Feijóo, el único presidente autonómico que ha mantenido a raya a la ultraderecha.


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