Editorial del 26 de octubre de 2020

El ingenio popular ya está haciendo de las suyas. En Twitter hemos leído esta mañana que el Dúo Dinámico está afinando las guitarras. El humor, oiga, que no decaiga, y el estado de alarma tampoco.

Empezamos la semana con un recién estrenado estado de alarma que las Comunidades Autónomas pueden emplear como cobertura jurídica para imponer las limitaciones que sean necesarias.

Desde ayer noche hay toque de queda en toda España y algunas comunidades ya se están planteando llevarla más allá. Cataluña estudia imponer, por ejemplo, confinamientos en casa durante el fin de semana y Madrid la posibilidad de hacer un cierre perimetral para evitar desplazamientos durante el puente de Todos los Santos. De momento ese cierre ya es efectivo o lo será en las próximas horas en Navarra, La Rioja, Aragón y Asturias.

En fin, que el virus ha llegado para quedarse y hay que asumir cuanto antes que la vida será así hasta que la vacuna sea una realidad.

El Gobierno de España plantea medio año, hasta el 9 de mayo ese estado de alarma, y ahí ya empiezan las discusiones. Bueno, las políticas, porque las científicas parecen tener claro que lo que queda de otoño, invierno y la primavera serán duros.

Para entendernos, faltan semanas, bastantes semanas, de muy malas noticias antes de que empecemos tener alguna buena.

La curva, ¿se acuerdan? Pues falta mucho para que empiece a descender.


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