Editorial del 4 de junio de 2018

A falta de gobierno, que será comunicado por el presidente Pedro Sánchez a mitad de semana; a falta de la decisión que tome mañana Mariano Rajoy sobre su futuro y el de su partido, hoy el gran tema del día es el de los Presupuestos Generales del Estado.

Mañana se debaten en el Senado esos Presupuestos que se aprobaron en el Congreso hace menos de quince días por la mayoría parlamentaria entonces encabezada por el Partido popular. Unos presupuestos que a la izquierda española no le gustaban, claro.

El PSOE va a tener que “comerse con patatas” unos presupuestos que no quería, lo dijo el propio Rajoy en el debate del jueves pasado. Pero eso fue en el momento del shock. Pasados 3 días el PP ha confirmado que va a presentar enmiendas a sus propios presupuestos, esos que hasta hace una semana eran los mejores para España. La venganza es un plato que se come frío suele decirse. Esta vez es una decisión, la del castigo al PNV, que se ha tomado aún en caliente.

El presidente de los peneuvistas, Andoni Ortuzar, advierte de las consecuencias de la revancha. ¿Dónde ha quedado esa “lealtad, responsabilidad y madurez”, que pedía Rajoy? ¿Es lógico que los populares castiguen a los que le traicionaron? ¿Cómo venderán a Europa que lo que proponía el gobierno hace dos semanas en aras de la estabilidad y el objetivo de déficit salte por los aires para torpedear al nuevo ejecutivo


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