Editorial del 13 de diciembre de 2016

Cada nueva decisión de Donald Trump vuelve a inquietar a la comunidad internacional, si es que queda aún capacidad para la sorpresa ante el inminente inquilino de la Casa Blanca.

Esta mañana se ha confirmado el rumor de que el máximo directivo de la petrolera ExxonMobil será nada menos que el próximo Secretario de Estado, el cargo más importante seguramente de cuantos nombre el hombre naranja. Se llama Rex Tillerson y es, según su amigo Trump, la personificación del sueño americano, y, según todos los demás, amigo personal de Putin con grandes intereses comerciales en Rusia y en naciones de Oriente Medio.

Según Trump, como sabe dirigir una empresa global, tendrá "relaciones mundiales insuperables" con los líderes del planeta. Considerando que las conclusiones de la CIA sobre la interferencia rusa en la elección de Trump están ahí, que éste nombre a un amigo de Putin, ayuda a alimentar las dudas.

De lo que no hay ninguna es de la querencia de Donald Trump por los empresarios ricos. A fin de cuentas, es un hombre de negocios en la cima del poder. ¿Él y su grupo de elegidos abandonarán sus "business" mientras gobiernen? Si el sueño de todo empresario poderoso es acabar con el poder político que les condiciona e incomoda, Trump y los suyos habrán conseguido saltarse todos los viejos intermediarios. Es el sueño americano... de los de arriba.


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