Editorial del 28 de octubre de 2016

“No soy quién para decirle a Pedro qué tiene que hacer”. Es la frase que ha pronunciado esta mañana José Luis Rodríguez Zapatero cuando le han preguntado por el consejo que daría a Pedro Sánchez.

El ex secretario general es la única esperanza de una parte importante de los militantes socialistas, y una pesadilla para la Gestora y la élite del PSOE que manda en este momento. Todo lo que puede hacer Pedro Sánchez tiene peligro y alguna ventaja.

Los diputados que mantienen el no a Rajoy y que representan a una parte importante de la militancia le piden que se quede, que vote NO y que no renuncie a su escaño. La incógnita es qué estarían dispuestos a hacer desde la Gestora del PSOE para castigar o neutralizar semejante desafío.

Si por el contrario Pedro Sánchez abandona su escaño y vuelve a dar clases en la Universidad -porque Sánchez sí se ha ganado la vida alguna vez fuera del Partido- el inconveniente es que pierde imagen pública y no le será fácil mantener la llama encendida entre sus seguidores. La ventaja es que la Gestora tendría las manos atadas y no podría castigarle, de modo que sus aspiraciones aún tendrían alguna posibilidad.

Muy difícil su situación y muy arriesgada cualquiera de las decisiones que pueda tomar. Haga lo que haga, sufrirá el famoso “cuerpo a tierra que vienen los nuestros” y ya sabe que no se andan con tonterías.


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