Editorial del 19 de mayo de 2016

Esta mañana el Juez Fernando Andreu ha atendido por fin la petición de las acusaciones en el caso Bankia y ha citado a declarar como imputados a los representantes legales de la empresa auditora, Deloitte. No es un asunto menor si tenemos en cuenta que la mayoría de decisiones que toman las entidades financieras lo hacen basándose en informes de compañías auditoras.

Deloitte en concreto avaló que Bankia tenía beneficios de más de 300 millones, y por eso pudo salir a Bolsa y vender acciones. Algo que todos sabemos cómo acabó para miles de ahorradores, cuando llegó la intervención y se descubrió un agujero de casi 3 mil millones de euros.

Para que se hagan ustedes una idea, las grandes corporaciones auditoras mueven solo en España cerca de 2 mil millones de euros cada año y desde 2014 su facturación va en aumento.

La justicia dictaminará cual es en este caso la responsabilidad, lo que no puede negarse es que incluso en Estados Unidos la Justicia ha entrado a fondo cuando ha sido necesario. Recordemos aquí que una de las más grandes auditoras, Arthur Andersen, apenas sobrevivió a la quiebra de Enron y a las graves irregularidades cometidas por la empresa americana.

Bien está que la justicia Española ponga foco también en todos los cooperadores necesarios.


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