Editorial del 12 de abril de 2016

El 25 y 26 de abril Felipe VI convoca de nuevo a los representantes de los partidos políticos en la tercera y última ronda de consultas del rey antes de proceder a la disolución de las Cortes y a la convocatoria de elecciones generales otra vez.

Así se lo ha comunicado al presidente del Congreso, Patxi López, tomando una iniciativa imprescindible para que siga avanzando el reloj institucional. También podría sobrevenir a algunos un brote de sensatez que hiciese proponer al Rey un nuevo candidato con garantías de ser investido, pero, no nos engañemos, nadie espera ya tal cosa. De hecho, la próxima semana el Congreso tendrá que aprobar la composición de la diputación permanente cuando se disuelvan las Cortes.

A estas alturas, los partidos se preparan para culpar a otros de la irresponsabilidad de no haber sido capaces de entender el mensaje de los electores del 20 de diciembre. Nadie aceptará la culpa de la situación, pero los ciudadanos harán bien en observar y castigar en las urnas a quién consideren culpable.

Hubo quién lo intentó, quién lo imposibilitó y quién esperó fumándose un puro. Que cada cual rellene la casilla correspondiente en base a su criterio.


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