Editorial del 22 de enero de 2016

Desde este mediodía el Partido Popular se encuentra investigado –lo que antes se denominaba imputado- por la destrucción del disco duro de los ordenadores de Luis Bárcenas. Es la primera vez que una formación política se encuentra en ese trance, dado que hasta la reforma del 2010 y la posterior del 2015, no se podía imputar a las organizaciones, sino solo a los individuos.

La jueza Rosa Freire cita también como investigada a la sucesora de Bárcenas, Carmen Navarro, actual tesorera del PP. Es decir ya no queda ningún responsable de finanzas sin imputar desde la fundación del partido.

La reapertura forzada primero por la Audiencia provincial de Madrid del caso de los ordenadores y la imputación del partido, este mediodía, llega para Rajoy en el peor momento y se ha solapado en el tiempo informativo con el ofrecimiento por sorpresa de Pablo Iglesias a Pedro Sánchez.

El líder de Podemos quiere ser vicepresidente único de un gobierno que presidiría el PSOE. Aunque desde Ferraz, Sánchez solo ha respondido que es el turno de Rajoy.

El presidente en funciones cierra la ronda de líderes con el rey dentro de una hora. Luego, a Felipe VI le tocará lo que nunca le ocurrió a su padre: proponer para la investidura a alguien sin saber si saldrán los números.


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