Editorial del 4 de diciembre de 2015

La Sección segunda de la Audiencia de Málaga ha concedido este mediodía el tercer grado a Isabel Pantoja, que en breve abandonará la prisión de Alcalá de Guadaira en Sevilla.

Hubiera sido injusto que no fuera así, dado que Isabel Pantoja cumple todos los requisitos legales para volver a su casa. Ha cumplido más de la mitad de su condena, es decir, lleva ya más de un año en la cárcel, ha tenido buen comportamiento y buena evolución personal, según consta en el auto de la Audiencia y va cumpliendo el pago de la multa que le fue impuesta. Del millón cien mil euros que debe pagar la cantante, casi ha devuelto ya 800 mil.

Por otra parte, en España un condenado a 2 años que no sea reincidente, no suele entrar en prisión, de modo que ya ha quedado claro que la justicia aplicó a Pantoja un ánimo de ejemplaridad pública que a muchos otros les ha evitado. No se entienda esto como defensa de la cantante, más bien como estupefacción por la laxitud que en otros casos se observa. ¿De verdad no hay en España otros delincuentes económicos -grandes delincuentes- con los que los jueces están siendo mucho más magnánimos?.

El caso es que la presa más famosa de España podrá volver a casa por Navidad.


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