Editorial del 2 de noviembre de 2015

La presidenta del Parlament, Carmen Forcadell, ha citado mañana martes a la Mesa y a la Junta de Portavoces para decidir si atienden o no la petición de Ciudadanos y PSC de no debatir la resolución de inicio del proceso de desconexión de Cataluña.

Forcadell tiene prisa porque sabe que hay mayoría independentista, así que está claro que se va a rechazar la propuesta de Ciudadanos y Socialistas. La estrategia del PP de no nombrar portavoz en la Junta de portavoces para retrasar todo el proceso, parece que servirá de poco porque serán invitados a asistir como eso, como “invitados”. “Se pueden ahorrar la carta” ha dicho el PP, “no iremos a una reunión ilegal”... pero lo cierto es que forzando el reglamento la reunión tendrá lugar, y los independentistas seguirán adelante para aprobar en pleno, el día 9, la propuesta de inicio de la ruptura.

O sea, empieza la semana con movimiento de los rupturistas sobre el tablero que tendrá su respuesta en las próximas horas, ya anunciada por Carme Chacón, en forma de recurso al TC.

Y así seguimos, de argucia en argucia hasta el desastre final. Ganando un tiempo inexistente. Quizás Alberto Garzón, último invitado de Rajoy en la Moncloa esta mañana, es quién mejor ha definido lo que pasa. Solo estamos de acuerdo en que “hoy llueve en Madrid”.

En realidad tiene que llover a cántaros, como decía la canción, para que esto se encauce.


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