Editorial del 23 de octubre de 2015

La Audiencia Nacional ha condenado a dos años de cárcel a los individuos que administraron deslealmente y se apropiaron indebidamente de 24 millones de euros de Novacaixagalicia.

José Luis Pego, Óscar Rodríguez Estrada y Gregorio Gorriarán recibieron prejubilaciones millonarias de una entidad que hacía aguas y que acabamos pagando entre todos a través del Frob que inyectó en total 9 mil millones de Euros. A parte de la ruina que provocaron en 40.000 pequeños ahorradores gallegos a los que vendieron las tóxicas preferentes, estos caballeros, según se lee en la sentencia “urdieron un plan” para que cuando lógicamente prescindieran de ellos, pudieran llevarse unas cifras millonarias. José Luis Pego, por ejemplo, llevaba menos de 6 años como director y se llevó casi 8 millones por su despido.

Otros dos directivos, han sido condenados como cooperadores necesarios para semejante fechoría.

Deberán devolver una parte de ese dinero e ingresar en prisión. Es verdad que cuando la condena es igual o inferior a 2 años, siempre que el reo no tenga antecedentes penales, suele evitarse el paso por la cárcel. Es verdad, sí, pero también lo era en el caso de Isabel Pantoja y la Audiencia de Málaga escribió que “los jueces no debemos ser ajenos a lo que siente la ciudadanía”. Pues bien, esperemos que los jueces de la Audiencia no sean ajenos a lo que sienten, por ejemplo, 40 mil ahorradores arruinados.


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