Editorial del 18 de junio de 2015

Artur Más ha despedido con palabras amables, de gratitud, a los tres consejeros de su gobierno que pertenecen al partido de Durán Lleida. La ruptura de Convergencia y Unió, de la que los escépticos históricos aún no se han recuperado porque creían que nunca llegaría, es un hecho cuyos matices aún se desconocen.

Se intenta la ruptura amistosa, según palabras de Más, Unió seguirá votando en el Parlament con Convergencia, según palabras de Durán, pero la cita electoral inminente del 27 de septiembre deja muchas dudas aún de lo que queda por ver.

¿Comparecerá Unió en soledad en las elecciones autonómicas?. Hubo un tiempo, ya lejano ma non troppo, en que los poderes fácticos soñaron con un Durán Lleida candidato del catalanismo conservador, que recogiera y sumara sus votos a los del partido popular. Para entendernos, una especie de UPN en Cataluña. La velocidad de vértigo que la política ha ido tomando en España, aleja esa posibilidad, pero tampoco la soledad de Unió Democrática pronostica nada bueno para su líder.

La pregunta es ¿qué segmento de votantes queda libre para Unió?. Los más catalanistas en la derecha, votarán convergencia. Los más españolistas, a Ciudadanos y los inasequibles al desaliento, al PP.


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