Editorial del 14 de mayo de 2015

A la tercera no siempre va la vencida. Susana Díaz sigue en funciones, tal y como podía suponerse por la proximidad de las elecciones del 24 de mayo.

Hoy parece que ha sido el asunto turbio, muy turbio de las minas de Aznalcóllar el que ha impedido su investidura. Ojalá hubiera sido por eso, pero no nos engañemos, sin este escándalo en investigación, tampoco la líder andaluza hubiera recibido los apoyos o las abstenciones necesarias para poder formar gobierno. Ningún partido quiere enseñar sus cartas a tan pocos días de tener que jugarlas a lo grande en la mayoría de municipios y de comunidades autónomas.

El tercer intento fallido de esta mañana en el parlamento andaluz supone que el pleno no volverá ya a convocarse hasta después de las elecciones municipales. Pero el tiempo corre y si el 5 de julio no hubiera sido investida, habría que celebrar nuevas elecciones en Andalucía, cosa que no podría ocurrir antes de septiembre porque según la ley electoral no pueden convocarse del 1 de julio al 31 de agosto. ¿Es previsible ese escenario? ¿Unas nuevas elecciones andaluzas justo antes de las generales? Podemos arriesgar y decir que no. Que esta melé se deshace en cuanto Ciudadanos apoye la investidura de un candidato del PP en alguna plaza importante. Madrid, por ejemplo.

Aunque tal vez estemos equivocados.


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