Editorial del 16 de febrero de 2015

Al grito de “golfos y mangantes” un grupo de jubilados, engañados con las preferentes de Caja Madrid, esperaban en las puertas de la Audiencia Nacional la llegada, esta mañana, de los primeros usuarios de las tarjetas Black.

El juez Andreu ha tomado declaración a un grupo de ellos y seguirá haciéndolo en días sucesivos hasta escucharlos a todos. La fiscalía Anticorrupción, ya ha tomado sin embargo, la decisión de reclamar a todos los imputados fianzas civiles que coinciden con la cifra que gastaron con las mágicas tarjetas que nadie controlaba ni nadie imputaba en su renta, por supuesto.

O sea, los gastos en lencería fina -por supuesto para sus amantes esposas- los licores, los puros, los viajes y hasta los carros de compra en el súper tendrán que ser devueltos. La mayoría de los consejeros ha alegado que las tarjetas opacas eran parte de su retribución, aunque ninguno recordó imputarse la cifra gastada en su IRPF. Solo dos han defendido que eran gastos de representación y la fiscalía cree que en ambos casos puede estar justificado.

Así empieza judicialmente la semana. Políticamente, sigue el ruido en el PSOE por quién va a ser el candidato de Madrid. Probablemente nadie está más interesado en saberlo que Ignacio González. Con Tomás Gómez tenía posibilidades de repetir. Con otro adversario, parece más difícil.


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