Editorial del 18 de noviembre de 2014

Una semana y media después del incendio llega un apagafuegos que no complace a todos. Los viajes del presidente de Extremadura, a cargo del presupuesto del Senado, dejó a la intemperie la absoluta falta de control de ambas Cámaras en los desplazamientos de sus señorías.

Jesús Posada dijo la semana pasada que él no iba a ser quién pusiera bajo control a los diputados porque ya eran mayorcitos para saber qué tenían que hacer y hoy ha comparecido para informar de que sí se va a llevar un control. Cada tres meses la web del Congreso publicará cuánto se ha gastado en total en los desplazamientos de los diputados, según tres categorías, entre las que no está, como pueden imaginar, el ocio, recreo o descanso.

Al presidente Posada le basta con que cada grupo avale o certifique el viaje de su diputado, pero insiste en que no es pertinente que se conozca al detalle y de forma personalizada quién y a dónde se desplaza. Insiste en el carácter reservado o discreto de algunos viajes, algo que no entendimos la semana pasada y hoy, tampoco.

Pese al acuerdo mayoritario, UPyD ya ha dicho que el control es insuficiente y por eso se comprometen a publicar cada semana la agenda detallada de todos sus miembros.

En todo caso queda comprobado que cuando quieren son rápidos, aunque sería deseable que no estuvieran siempre esperando el incendio para salir de urgencia con la manguera.


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