Editorial del 30 de junio de 2014

Si alguna vez el juez Castro y el fiscal Horrach fueron un equipo bien avenido, el sumario del caso Noos ha dinamitado su buena relación.

Si ayer el fiscal acusaba al juez Castro de llevar a cabo una “instrucción a la carta, un juicio de valor basado en meras conjeturas”, hoy responde en los medios el juez de Palma con un desafío en toda regla, “que presente la fiscalía una querella contra él, puesto que le están acusando nada menos que de prevaricación”. El matiz envenenado que usa el juez es que el fiscal anticorrupción debería querellarse contra él “si cree en lo que escribe”.

Es inevitable que muchos recuerden llegados a este punto de enfrentamiento, aquello que dijo Rajoy de que “a la Infanta le iría bien”.


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