Editorial del 17 de junio de 2014

Según la encuesta trimestral del lnstituto Nacional de Estadística, los costes salariales volvieron a bajar en el primer trimestre del 2014.

Sigue por tanto la devaluación interna, efectuada sobre los sueldos de los que trabajan. La prueba de que el crecimiento económico de cuatro décimas no tira del consumo interno, es que los salarios siguen bajando, las familias van aún más justas y difícilmente pueden animar la economía española de puertas adentro.

Según el ministro de economía, Luis de Guindos, la baja inflación mitiga el efecto de la caída de los sueldos... y añade que “aunque cobren menos, ya no tienen tanto miedo de ir al paro”. La cruda realidad es que el consumo sigue cayendo y que los convenios firmados en lo que va de 2014 no van más allá de la congelación salarial.

A todo esto el Banco de España cree que la bajada ha sido el doble de lo que computa el INE, si se tiene en cuenta que la destrucción de empleo en los puestos peor pagados ha sido la más abundante.

O sea, poco que celebrar hoy por hoy.


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