Editorial del 5 de junio de 2014

Aunque hubo en tiempo en que se decía que los responsables de los bancos centrales debían hablar poco y sobre todo, decir pocas de escaso interés, la crisis ha dado la vuelta a la tortilla, al menos en Europa, donde una sola palabra de Draghi basta para sanar. O, al menos, para mejorar.

Este mediodía Draghi y el Banco central europeo ha cumplido con las tres expectativas que los mercados aguardaban: primera, rebajar el tipo de interés del dinero al 0,15%, el más bajo que se recuerda en la Historia del BCE; segunda, cobrar en lugar de pagar a los bancos europeos por guardarles el dinero y tercera y más importante, inyectar 400 mil millones de euros en el sistema con la condición de que las entidades financieras lo presten a quién lo necesite.

Los dos primeros tendrán poca incidencia en la economía real según los expertos –ayer lo contó en este programa el experto de ESADE- pero la inyección de liquidez sí puede tener efectos positivos sobre la economía de verdad, la de las personas y pequeñas y medianas empresas.

Así pues, la famosa frase de hace unas semanas de Mario Draghi, “estoy preparado para actuar”, esta vez se ha cumplido.


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