Editorial del 13 de marzo de 2014

Aunque no habrá reforma fiscal hasta que se acerquen las elecciones generales, hoy y en los próximos días el tema va a estar en el centro del debate. Primero porque la comisión de expertos ha entregado hoy al Gobierno la propuesta de cómo harían ellos esa reforma de los impuestos, y segundo porque todos los demás -partidos, sindicatos, patronal, asesores- también han hecho públicas sus aportaciones.

Basta echar una ojeada a lo que piden en materia tributaria, Sindicatos, Faes, Psoe y CEOE para darse cuenta de lo irreconciliable de sus argumentos. Unos favorecen sólo a las rentas altas, otros sólo a las bajas, los patronos protegen fiscalmente a los empresarios y los sindicatos, a los trabajadores.

Nada nuevo bajo el sol. Cada uno a lo suyo y con los suyos. Sin embargo se supone que los expertos consultados por el gobierno habrán conciliado todos los intereses, o eso debieran. Los titulares de lo que vamos sabiendo serían: unificar mercado y que no haya comunidades que pagan impuestos que en otras no existen; reducir impuesto de sociedades a cambio de eliminar deducciones; limitar régimen de módulos; convertir los siete tramos actuales del IRPF en 3 en lugar de 7 y aumentar los impuestos sobre hidrocarburos y los indirectos.


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