Editorial del 29 de enero de 2014

Aumenta el fraude y la economía sumergida en España. Los técnicos de Hacienda han presentado un estudio, dirigido por la Universidad Rovira i Virgili, que cifra en 60 mil millones de euros lo que se ha incrementado la economía opaca al fisco, durante los años de la crisis.

El porcentaje es devastador: casi el 25% del dinero que se mueve en España es dinero negro, frente por ejemplo al 13% de Alemania, el 11 de Francia o el 10 de Reino Unido.

Según los técnicos, es la consecuencia del fin de la burbuja inmobiliaria y del espectacular aumento del paro. Con ser esos factores muy importantes, hay que hacer hincapié en otro aspecto que tampoco ha pasado inadvertido a los autores del estudio. Lo que ellos llaman “grave problema de moralidad con el pago de impuestos”. O lo que es lo mismo, muy poca conciencia social de que hay que contribuir al mantenimiento del Estado y las prestaciones sociales.

La respuesta a la que hay que responder es que parte de esa escandalosa tendencia al fraude en España es consecuencia del conocimiento de la escasa moralidad de grandes fortunas, banqueros y grandes empresas. Enterarse cada día de un “mal ejemplo” y de su impunidad no es la mejor escuela colectiva para asumir los impuestos como una obligación moral.


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